martes, 13 de diciembre de 2016

Ya lo eres, me dijiste sonriendo, así que no te pongas cuasidramático que me entra la risa.

El tiempo se ha parado y me he vuelto a ver si te veía, pero estabas demasiado lejos. Miro por la misma ventana de siempre, pero el paisaje ya no es bonito. No está tu coche aparcado delante, no son tus botas las de la puerta y no me muerdo las uñas esperando a que piques, ya no. Vuelvo a estar sentada en la misma esquina de la habitación donde leía tus cartas, esperando por si acaso algún día decides volver a sentir lo mismo que escribías entonces. 

Has cambiado,
hemos cambiado,
pero te sigo queriendo,

creyendo que por ti
yo sería capaz de hacer magia.


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