miércoles, 26 de octubre de 2016

La forma más humana de volar sigue siendo el abrazo.

A veces, os prometo que el tiempo se detiene. A veces, cuando miras al mar de noche, o ves caer la nieve desde el calor de la habitación, o miras a alguien a los ojos y te sientes vulnerable; el tiempo se detiene. Estás ahí, quieto, observando la maldita belleza desde tan cerca y de repente, cuando te acuerdas de que existen los relojes; han pasado minutos, o incluso horas, y te da exactamente igual. A veces pienso y me da pena de la gente que ya no ve lo bonito de los pequeños detalles, la gente que dejó de lado la infancia del todo y que ya no tiene sueños, o no los vive como antes. Y a veces tengo miedo de acabar por ser así. Para mí la magia es una parte indispensable de la vida; para mí magia es cuando lees un mensaje e inmediatamente sonríes, cuando oyes a alguien tocar la BSO de Amélie, cuando ves nacer a un niño y llorar de emoción a sus padres (esto sí que fue magia), cuando aterriza el avión en un sitio nuevo y sientes cosquillas en el estómago, cuando ves una playa vacía y puedes hacer lo que quieras o cuando bailas como si nadie mirase. Está ahí, si es que no hay más que fijarse un poquito para darse cuenta de que no todo está tan mal, de que hay cosas buenas, de que sigue habiendo magia alrededor.



I'm going back to the start.