Puede ser que nunca acertamos con lo que hay que decir en
cada momento. No sabemos pedir perdón cuando hay que pedir perdón, ni decir “te
quiero” cuando hay que decir “te quiero”; y decimos “hasta pronto” cuando
debemos decir “adiós”.
martes, 24 de septiembre de 2013
lunes, 23 de septiembre de 2013
Recuerda que hubo alguien que te quiso tal y como eras, que te acompañó a casa o a donde quisieras, que no podía dormir sin que durmieras.
El amor no es algo que dependa de la ciudad en que te encuentras. La distancia separa físicamente, pero los sentimientos siguen ahí.
La distancia no es el olvido, el olvido está en cada uno de nosotros; y de
nosotros depende decidir cuánto estamos dispuestos a dar, cuánto queremos poner
de nuestra parte. El último “adiós” sale de nuestra boca, no viene ya escrito.
Los “para siempre” y los “esto se acaba aquí” son cosa nuestra. Somos los que
escribimos el final de la historia, los que ponemos el punto y aparte, los que
decidimos cuánto queremos sufrir y aguantar; y de nosotros depende que
funcione. El amor nunca se acaba, somos nosotros los que lo matamos.
Palabras sin sentido.
Siempre nos enseñan que soñar es una parte esencial de la
vida, algo necesario, algo que te ayuda a crear ese mundo tuyo donde refugiarte
cuando todo se te escapa de las manos. Allí los veranos duran años y los fines
de semana, meses. Allí todo lo bueno se multiplica y lo malo, desaparece. Allí
empiezas a creer en todo eso del amor y los príncipes azules. Allí te refugias
a esperar tu final feliz mientras fuera, te intentan quitar las ilusiones. Y te
rompen. Y juegan contigo. Y te mienten. Y te hacen perder la esperanza, que es
lo último que se pierde… Y en ese momento, ¿qué te queda aparte de tus sueños?
Suscribirse a:
Entradas (Atom)