viernes, 20 de abril de 2012

Llévame lejos, donde quieras, donde el verbo ser deje de tener sentido, donde lo único que vea, sean tus ojos.

Te equivocabas. Te equivocabas en casi todo. Ni yo soy pequeña, ni tú valiente. No te atreviste a apostar por mí, y desde que te fuiste la lluvia de abril ya no arruina mis tardes. Y sería capaz de regalártelas todas solo porque vuelvas, porque no quiero pasar un solo día más sin ti. Viéndome andar por las calles sin atecharme, desenredando cascos para pasar el tiempo sin pensar en lo que pudo haber sido y no fue. En que tú y yo ya nunca volveremos a compartir noches en vela, que no volverás a ver mi abrigo verde. Volverme loca al pensar en lo que estarás haciendo, con quién, dónde, y por qué no puedo ser yo la que te despierte con un beso, la que te coja de la mano, la que te prometa un para siempre. Si sigo siendo la misma, por qué narices no estás aquí. 


jueves, 12 de abril de 2012

De los vicios al desastre, de tus ojos a la ruina.

Juro que intento callarme, te prometo que trato de no escribir nada cuando veo folios en blanco. Sé que soy pesada, lo sé, pero la culpa la tienes tú por enamorarme. Y eso que en todo este tiempo he cambiado mucho. Ahora solo busco a alguien que se lo curre, alguien que demuestre. Porque estoy harta de tirarme a la piscina, y que la piscina esté sin agua. Que por aquí todo va bien, ya soporto estar sin ti. Y de no ser así, tampoco lo sabrías. Porque tengo más orgullo que puntas abiertas, y más ganas de olvidarte que ojeras por noches en vela. Pero eh, no pasa nada, si lloro es porque duele; y si duele es porque un día me hiciste feliz. Puedo decir que no me arrepiento de haberlo intentado. 

viernes, 6 de abril de 2012

Se me ponen si me besas rojitas las orejas.

Horas sentada frente a la televisión sin ver absolutamente nada. Pensar en ti mientras leo textos en algún diario que hace tiempo debería haber quemado. Tu serie favorita como escenario de fondo siempre dispuesta a recordarme que no vas a volver por aquí. (Tal vez yo no estaba hecha para ti). Hacerme  ilusiones de nuevo con algún niñato y volver a cegarme. No darme cuenta de la realidad y estrellarme de nuevo contra la pared. Caer al suelo. Levantarme, y desear no haberlo hecho. Que en un segundo todo mi mundo se venga abajo. No saber donde esconderme para que la puta tristeza no me encuentre. ¿Sabes lo que es eso? No, la verdad es que no tienes ni puta idea. No sabes lo que es sufrir por una persona. Peor. No sabes lo que es sufrir por un imbécil que no te valora. Dudo que sepas incluso lo que es una sonrisa falsa y un “no me pasa nada” o “no me importa”  llenos de hipocresía. Que nadie te salve de volver a tropezar con su sonrisa. Que te tiemblen las rodillas cuando estás cerca suyo y no poder hacer nada porque él no quiere que estés ahí. No quiere que estés cerca. No quiere verte. No te quiere.

jueves, 5 de abril de 2012

I'll be there till the stars don't shine. Till the heavens burst and the words don't rhyme.

Me dormí aquella noche pensando en ti. Pensando en nosotros. En lo que podría haber sido y no fue. En las tardes de viernes. En mi absoluta debilidad por el chocolate y tu manía de hacerme ver películas de miedo. En como te reías con mis caras y me decías que, a veces, los para siempre se cumplen. En lo tonta que fui. En como creí a ciegas en ti. Tal vez tenga que olvidarlo todo o tal vez deba dejarlo estar y alegrarme de que pasara; no sé. Solo sé que no quiero que me sigas doliendo, no quiero darte el placer de poder hacerme daño a estas alturas. Yo que tú borraba mi móvil, quemaba nuestras fotos y me iba para siempre. De verdad. Prefiero no volver a verte más a seguir llorando por ti. Prefiero que desaparezcas a llamarte los sábados borracha y decirte cien mil tonterías. Yo lo he intentado todo, pero sigo aquí. Me sigo sabiendo tu número de memoria, no me hacen falta fotos para ver tu cara y soy incapaz de ignorarte del todo. No solo eso, además estás en cada rincón de mi puta habitación, mis sábanas siguen oliendo a ti y créeme que mi sofá te echa de menos. No sé por qué narices te fuiste, y supongo que no debería importarme, pero yo sigo aquí, como siempre, esperando a que vuelvas. Y a la vez, tratando de asumir que no lo harás, ya no.