jueves, 5 de abril de 2012

I'll be there till the stars don't shine. Till the heavens burst and the words don't rhyme.

Me dormí aquella noche pensando en ti. Pensando en nosotros. En lo que podría haber sido y no fue. En las tardes de viernes. En mi absoluta debilidad por el chocolate y tu manía de hacerme ver películas de miedo. En como te reías con mis caras y me decías que, a veces, los para siempre se cumplen. En lo tonta que fui. En como creí a ciegas en ti. Tal vez tenga que olvidarlo todo o tal vez deba dejarlo estar y alegrarme de que pasara; no sé. Solo sé que no quiero que me sigas doliendo, no quiero darte el placer de poder hacerme daño a estas alturas. Yo que tú borraba mi móvil, quemaba nuestras fotos y me iba para siempre. De verdad. Prefiero no volver a verte más a seguir llorando por ti. Prefiero que desaparezcas a llamarte los sábados borracha y decirte cien mil tonterías. Yo lo he intentado todo, pero sigo aquí. Me sigo sabiendo tu número de memoria, no me hacen falta fotos para ver tu cara y soy incapaz de ignorarte del todo. No solo eso, además estás en cada rincón de mi puta habitación, mis sábanas siguen oliendo a ti y créeme que mi sofá te echa de menos. No sé por qué narices te fuiste, y supongo que no debería importarme, pero yo sigo aquí, como siempre, esperando a que vuelvas. Y a la vez, tratando de asumir que no lo harás, ya no.


No hay comentarios:

Publicar un comentario