viernes, 20 de abril de 2012
Llévame lejos, donde quieras, donde el verbo ser deje de tener sentido, donde lo único que vea, sean tus ojos.
Te equivocabas. Te equivocabas en casi todo. Ni yo soy
pequeña, ni tú valiente. No te atreviste a apostar por mí, y desde que te
fuiste la lluvia de abril ya no arruina mis tardes. Y sería capaz de
regalártelas todas solo porque vuelvas, porque no quiero pasar un solo día más
sin ti. Viéndome andar por las calles sin atecharme, desenredando cascos para
pasar el tiempo sin pensar en lo que pudo haber sido y no fue. En que tú y yo
ya nunca volveremos a compartir noches en vela, que no volverás a ver mi abrigo
verde. Volverme loca al pensar en lo que estarás haciendo, con quién, dónde, y
por qué no puedo ser yo la que te despierte con un beso, la que te coja de la
mano, la que te prometa un para siempre. Si sigo siendo la misma, por qué
narices no estás aquí.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario