jueves, 15 de diciembre de 2016

En la vida, al contrario que en el ajedrez, la partida continúa después del jaque mate.

Estoy bien. No, en serio, estoy bien. Llevo un tiempo llorando todos los días, pero estoy bien. Prácticamente no salgo de la cama, no me muevo, no camino, no me subo en la bicicleta, no me río... Pero estoy bien. Le veo y se me entrecorta la voz, se me forma un nudo en el estómago y noto como se me llenan los ojos de lágrimas; pero estoy bien. Es la segunda vez en mi vida que vivo esta situación, que paso de semanas sin comer a semanas sin dejar de comer; pero no lo digo en broma, sigo bien. Prácticamente no veo a mis amigas, la mitad viven lejos y la otra casi no sale de casa; pero eso no es tan malo. Mi padre bebe, me dice cuatro faltosadas y yo trago y me callo, lloro, y después todo sigue bien. Escribo aquí porque no sé si hay alguien ahí fuera dispuesto a escucharme y/o entenderme, aunque tampoco sé si alguien lee esto; y no quiero ir a consultas porque para qué... Si todo está bien. 


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