viernes, 23 de diciembre de 2016

Cada noche que no estás se me hace tarde entre fantasmas y poesías. Porque mientras tú sueñas, yo me quedo escribiendo mis pesadillas.

Creo en el amor porque lo he vivido. Cuando era pequeña, siempre veía todas esas películas que te decían que algún día encontrarías al amor de tu vida, y os querríais tanto que pasaríais el resto de vuestra vida juntos (hasta que la muerte os separase). Yo creo en ese amor, porque una vez lo tuve. Creo en el amor capaz de mover montañas, cruzar océanos y derribar cualquier muro entre los dos. Creo en ese tipo de amor del cual escriben grandes novelas, obras y poemas. Creo que existe alguien ahí fuera con el que tienes tal conexión, que lo vuestro se vuelve tan intenso que deja de importarte nada más; que te consume, que te devuelve infinitamente más de lo que das. Creo que una sola persona es capaz de hacerte feliz para toda la vida, y creo que cuando lo conoces, lo sabes. Y si tienes suerte, llegarás a conocerlo, estarás con él, aprenderás de él, os influenciaréis el uno al otro de una forma inmensurable. Conoces a alguien que en un año llega a quererte lo que otros en 50, y que en un día puede enseñarte más que algunos en toda tu vida. Pero lo que no te dicen es que no tienes por qué acabar con el amor de tu vida. Que no siempre la persona en la que solo pensar te revuelve las tripas, es la persona con la que despertarás cada día. Que piensas que "One day we'll never have to say goodbye, only goodnight" pero eso no tiene por qué ser verdad. Que a veces no eres capaz de mantener a tu lado a tu gran amor, y vuestros caminos acaban separándose. Que sí que existen las diferencias irreconciliables, las situaciones imperdonables, los problemas sin solución. Y parece triste, cruzarte a alguien que te cambie la vida así; y acabar tomando rutas distintas. Pero yo debería sentirme afortunada, algunas personas no le llegan a conocer nunca.



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