domingo, 4 de diciembre de 2011

Este año, me prometí no volver a llorar por un tío y también luchar por todo aquello que quiero.

Pero no lo hice, siempre me acabo rindiendo. Dejo de intentarlo, y empiezan las lágrimas. Quizás si no hubiera parado, seguiríamos como tendríamos que estar; y eso es lo que más me pesa. Me duele que por mi culpa los sueños hayan quedado reducidos a aire, a palabras que se fueron en el momento en que las dije llorando arrepentida.
Que idiota soy, como me gusta mentir y decir que no te quiero, que no me importas. Que si tuviera la oportunidad de elegir a una sola persona en el mundo con quien pasar el próximo año (o el resto de mi vida, me da igual…) no te elegirá a ti. Que no me duele verte con otras, que eres pasado… Estúpida. Sabía que te tenía ahí, que podría haber conseguido mucho; y sin embargo, me resigné a comerme la cabeza e imaginar cosas que no eran. Y ahora que te he perdido para siempre, un consejo para cualquiera en la misma situación: aprovecha cada segundo a su lado, y no le dejes escapar.


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