jueves, 12 de enero de 2017

Y en el futuro quién sabe. Pero hoy tú. Siempre.

Queríamos volver a viajar, volver a despertar juntos, volver a desayunar cereales de colores. Queríamos casarnos entre cascadas y tener dos hijos con los que jugar para no crecer nunca. Ver mil millones de películas, intercambiarnos libros, darnos miles de sorpresas. Queríamos cambiar el mundo juntos, trabajar en el mismo lugar y compartir una casa con jardín y mar. Cocinar el uno para el otro, beber cerveza y comer pizza los domingos. Queríamos ir siempre juntos al fútbol, ver canguros, ir a ese zoo al que siempre íbamos a ir. Volver a bailar en algún bar, viajar un mes en tren, cruzar el océano, escribirnos cartas toda la vida. Queríamos hacer tantas cosas que si pudiera volver atrás, las haría en el momento sin pensarlo dos veces. Perdimos la noción del tiempo en algo que algunos llaman capricho, o destrucción; y que nosotros solíamos llamar amor. Nos acostumbramos a considerarnos tuya y mío, y no nos dábamos cuenta de que lo realmente importante no era quién era de quién sino todo lo que habíamos hecho nuestro. Y aunque lo hayamos perdido todo, sigo escribiendo aquí porque al menos esto aún es solo de los dos.

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