domingo, 17 de noviembre de 2013

Y sobre todo tengo miedo de salir de esta habitación y no volver a sentir en mi vida lo que siento estando contigo.


Me cegué, y me empeñé en confiar en alguien en quien sabía de sobra que no debía confiar. Tampoco es que tuviera mil y una razones para no hacerlo, es solo que algo dentro de mí me decía que poner la mano en el fuego por él solo me haría más daño. Aunque supongo que algo parecido al amor me cubrió los ojos… Y el cerebro. Y de esa manera todo el tiempo que he pasado creyendo que darle un poquito de mí no podía ser algo malo acabó por explotarme en la cara, al igual que explotan los globos cuando los pinchas con un alfiler. Y esa es una buena metáfora, porque de alguna forma él jugaba conmigo como un niño con un globo; y también estoy segura de que le divirtió explotarme. Y digo que le divirtió porque de todas las formas de las que podía haberlo hecho, lo hizo de la más dolorosa y humillante que encontró. Algo que sabía que a mí me fastidiaría, algo que además de mentir y hacer que la gente creyera algo que no es verdad, conllevaba destruirme por completo.

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