domingo, 17 de noviembre de 2013

Either do something worth writing, or write something worth reading.

Cuando era pequeña solía pensar que escribir las cosas en un diario era la única forma que había de acabar con los nudos de garganta, los enfados y las lágrimas. Supongo que nunca pensé que acabaría por alguna razón escribiendo aquí para desahogarme. Sin embargo, a veces resulta tranquilizador hacerlo. Sacar las preocupaciones de la cabeza para dejar sitio para las cosas buenas, o algo así. Y no es una forma de quejarse del mundo, aunque pueda parecerlo. Hay demasiada gente pasándolo muchísimo peor y soy consciente, pero está claro que todos necesitamos una vía de escape. Ahora que lo que sabía con certeza que nos unía se ha ido, he de admitir que tengo miedo de que las cosas nunca vuelvan a ser igual. No es que fueran perfectas antes, nunca llegaron a serlo; pero al menos estaban ahí, y era algo que nunca dejó de estar ahí. Era una certeza, una especie de tierra firme a la que aferrarse en los malos momentos. Si no había nada más, sabía que estaba esperando por mí; sin importar que las mareas me hubieran mantenido alejada durante mucho tiempo. Pero ahora quizás ya no quiero volver a esa tierra firme nunca más, tal vez sea hora de navegar por mar abierto durante una buena temporada y no volver a pisar ese lugar. O quizá sea hora de encontrar una nueva seguridad, aunque cueste… Aunque duela.


2 comentarios: