jueves, 4 de octubre de 2012

Tontean. Se ríen. Se enfadan. Se pican. ¿Y sabes por qué? Porque se mueren el uno por el otro.

¿Y si hoy brindamos por el día aquel en que nos vimos por primera vez? Por los dos besos y esa sensación de "¿Dónde has estado todo este tiempo?" ¿Y si simplemente nos paramos a pensar en los momentos felices y nos olvidamos de las malas noches? ¿Y si recuerdas por un segundo cómo me dijiste "te quiero" por primera vez? ¿Y si yo pienso en mis nervios antes de verte y cómo nos reíamos juntos? Noviembre. La lluvia. Las miradas furtivas, los celos. Los tacones, las sudaderas prestadas. Tu desodorante. Los vestiditos cortos, soportales, una tabla de surf amarilla. ¿Y si vienes? Mejor dicho: VEN. Dame la mano y dime que esto no siempre será así, dime que me quieres, júramelo despacio. Susúrrame que tienes frío, que no sabes qué hacer si no estás conmigo. Que te mueres por besarme, por llevarme lejos de aquí. Que estás loco, muy loco; loco por mí. Que te falta sensatez, pero te sobran motivos. Que te mueres por hablarme y nunca sabes por donde empezar, que te sigo importando aunque seas un tonto y no siempre lo demuestres. Dime que aún relees viejas conversaciones, que me vas a defender siempre que yo no pueda hacerlo sola. ¿Y si después nos tomamos una copa? Ya sabes como acabaría la noche... De esas sin prisas, sin hora para marcharse ni lugar al que volver. De las que tanto nos gustan. ¿Y si paro ya de engañarme a mí misma? Sinceramente, yo pararía; pero me lo estás poniendo muy difícil. Jodidamente difícil, y lo sabes. Para ti soy un "ni contigo ni sin ti" y yo me sostengo en el remedio que es mandar todo a la mierda. Pero tranquilo, en algún momento yo dejaré de ser la débil; pero aún así seguiré siendo tu debilidad.

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